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sábado, 9 de septiembre de 2006

El simio, la palabra y el honor

Hola a todos. Os voy a contar una cosa que algunos intuís, otros sabeis, y otros desconoceis, pero que tiene en común para todos que es un ejercicio reflexivo acerca de esas dos cosas que secundan mi titular para esta entrada, la palabra y el honor. La cosa en cuestión, o mejor dicho, la historia que quiero transmitiros, es la de un gran simio, un gorila blanco, macho, dominante. Este simio era el líder de su grupo, pues, como hemos dicho, era el dominante; lideraba a su escuadra con claridad, con firmeza , y recibía así el respeto de todos aquellos que formaban parte de su gran familia. Su sabiduría y su experiencia le llevaron a pensar que su pueblo, su grupo, necesitado de salir de la jungla de Bakar-dur (esta escaseaba de recursos), y que tanto tiempo habia esperado para hacerlo, ya que ningún líder había tenido las agallas de siquiera plantearlo (por los depredadores que esperaban fuera), al fin estaba preparado para afrontar ese gran reto histórico, y, por supuesto superarlo. El gran simio trabajó concienzudamente durante meses y trazó un plan brillante. Saldría de allí durante el mes de Marzo. No es por alabar a nuestro insigne comedor de plátanos protagonista, pero ciertamente , consiguió la participación de todos los estamentos habidos y por haber; cada homínido trabajó duro para prepararlo todo. Tan seguro estaba de su éxito que prometió que, si no consuía aquella hazaña, abandonaría su puesto de líder de la manda y se exiliaría al cementerio de sus antepasados.

Una vez listos y decidido quién acompañaría al gran simio en el primer viaje para poblar aquella nueva tierra situada en las colinas germanas, el grupo de cuasi-hombres se dispuso a llevar a cabo su cometido.
Pero a los pocos dias de senda, tras unas maravillosas jornadas donde todo iba bien, un grupo de furtivos franceses atacaron a los sorprendidos simios. Tuvieron que huir.
Al llegar de nuevo a su poblado, el líder se justificó y dijo que no sería esclavo de sus palabras, y que, ya que era el más capacitado, y tenía ganas de volver a intentarlo, continuaría. El gran simio faltó, por primera vez (aunque no sería la última), a su palabra; una palabra la que él mismo se ató, para demostrar su seguridad en si mismo, pero que, ante la realidad, él mismo, también, incumplió. No obstante, el pueblo pareció aceptar esta decisión de su líder, ya que, aunque hubiera faltado a su palabra de forma rastrera, seguía pareciendo el único capaz de llevar a cabo aquél maravilloso acto de valor. El tiempo pasaba y el gran simio reunió de nuevo a sus mismos colaboradores, pero algo habia cambiado en él. Ya no era el gran simio antaño fuerte y orgulloso que peleaba hasta el último momento y jamás se rendia, ya no; ahora se asemejaba a ese simio atrapado en una jaula que espera su final, incapaz de sentir nada, impasible ante el paso del tiempo...
Al acabar de trazar las nuevas rutas, y fijada ahora la estepa suiza como destino, el gran simio volvió a comenzar una senda antaño recorrida, pero con un aire nuevo. La tranquilidad se respiraba, los franceses ya no estaba en aquellos parajes, y habían sido sustituidos por los irlandeses de la región nórdica. Éstos, hacía años que no cazaban gorilas. siempre se habían sentido intimidados por la fuerza de estos colosos de la naturaleza. Pero ¡ay!, la sobreconfianza del antaño sabio líder costó la vida a Michifús, gorila famoso por las propiedades de su escroto, un potente afrodisiaco. Los irlandeses habían adquirido armas de los franceses, y habían reanudado la caza que hace tanto abandonaron. Tras la debacle, el gran simio acudió de nuevo, huidizo, al poblado, donde, para aplacar las feroces críticas, dijo que, si el clamor popular deseaba que se fuera de aquellos lindos palmerales, el lo haría. cada simio de aquella próspera comunidad habló, y pareció que la balanza se inclinaba hacia el exilio de aquel líder que había errado. Sorprendido por la decisión de su pueblo, el gran simio, enfurecido, recordó a todos que él seguía siendo el ser más fuerte de aquél grupo, y que, por supuesto, seguiría siendo líder hasta que la edad o los dioses le expulsaran de su cargo. Había vuelto a faltar a su palabra.

¿qué conclusiones podemos sacar de todo esto?

1) La palabra es algo frágil, porque el único capaz de atarse a ella (y de desatarse) es uno mismo, y tan sólo la integridad y la coherencia la salvaguardan de la manipulación y el engaño.
2) Una vez que se descubre cuán fácil es burlar a la palabra, o lo que es lo mismo, la hemos roto una vez, es inevitable volver a hacerlo.

Saludetes a todos.

Pd: Este comentario está basado en una historia real, a ver si sabeis de quién se trata. No es para nada difícil, dejad vuestras impresiones y al tiempo diré quién es el protagonista real de ésto.

6 comentarios:

vaklam dijo...

mil duros a que el protagonista de esta historia tiene mi nombre, macho esque solo piensas en lo mismo?

Además, el simio no faltó a su palabra, él mismo siguió luchando por su ideal. Quería lo mejor para su pueblo, y se preparó de la mejor manera que supo, arriesgando su propia vida en aras de encontrar un futuro mejor.
Lo que no se puede hacer es ir a luchar por algo y, a la mínima, fallar y salir. Y al ser derrotado, esperar para coger fuerza y volver a salir.
El gran simio se ató a su palabra, tomó su decisión, "por algo aquí yo soy el líder, y mientras tenga fuerzas para luchar lo haré con el objetivo de dar lo mejor para los míos".

Se comprometió a algo, y luchó para conseguirlo.
El único error que cometió el simio fue dar la palabra de cobarde "lo voy a hacer una vez y si no sale bien, aquí no ha pasado nada"

Si Beethoven hubiera dejado la música al primer problema que tuvo no tendríamos la novena sinfonía (novena porque hizo otras 8 antes para coger experiencia y perfeccionarse). Si Galileo se hubiera achantado ante las primeras críticas todavía pensaríamos que el sol gira alrededor de la Tierra, la cual pensaríamos porque gente como magallanes no hubiera dado su vida por demostrar la circunvalación.

Para poder cambiar las cosas hay que arriesgar, y en caso de derrota levantarse con más fuerza

Anónimo dijo...

es gori??

Jesús Chiva dijo...

con que no sea mi novia me doy por contento

Anónimo dijo...

que triste, sólo lo ha adivinado el único al que no el gusta el fútbol..incluso la gente que me ha mandado la respuesta por email ha fallado

Asi que enhorabuena, luis, has ganado un piso en hnos bou compartido conmigo XDDDD

Anónimo dijo...

por cierto, que no lo he dicho...el personaje era Luis Aragonés.

Jesús Chiva dijo...

pues si que tiene cara de mono el aragones si