Posts Recientes

miércoles, 27 de octubre de 2010

George Lucas y los villanos carismáticos: Relación Mortal (II)

Continuamos con la segunda entrega de los post dedicados a los villanos que George Lucas ha desaprovechado a lo largo de su participación en Star Wars. El anterior lo podeis encontrar aquí. Hablaremos pues de Darth Maul y de Palpatine.

Darth Maul

Cuando la conversación gira en torno a villanos carismáticos a los que el bueno de Lucas no ha sabido tratar o darles la importancia debida, a todos nos viene a la cabeza con toda seguridad el nombre de Darth Maul. El Sith de la espada de doble hoja es el paradigma del camino que ha ido recorriendo la nueva saga, en la que la calidad en el diseño artístico de personajes y escenarios ha sido máxima a cambio de una desgana total en cuanto al guión y el desarrollo de personajes. Cabe destacar que no es algo que deba asombrar si entendemos que Lucas no es ni ha sido nunca un director que sepa llevar a los actores. Mítica la anécdota que se cuenta en los extras de la trilogía clásica en DVD en la que Harrison Ford e Irvin Kershner cuentan cómo Lucas se limitaba a decir "¡Hazlo!. Lo pone ahí, tu sólo hazlo" en el sentido de que simplemente los actores debían leer el guión ya ya está. La difererencia básica entre la trilogía clásica y la actual es que en aquella Lucas no era sinónimo de Dios, sino que se encontraba con un equipo técnico y de actores que le decían cuándo una cosa no funcionaba; resulta paradigmático que la mejor de las seis películas sea El Imperio Contraataca, la única que no dirigió él. En el desarrollo de los tres primeros episodios podemos ver cómo el equipo técnico diseña elementos con arduo trabajo para que, tras semanas de trabajo, expongan casi asustados ante Lucas su trabajo, mientras éste se limita a decir "no. no. Ese sí. Muy bien, seguiremos en tres semanas". Por ello, sin alguien que controle las manías de Lucas al frente de la saga, lo que tenemos son películas con ese sello en el que el argumento general del film (e insisto en el de "general" en el sentido de "a grandes rasgos") y el diseño artístico es lo más importante, olvidando la interpretación de los actores y la motivación de los personajes a través del descuido de la principal arma de la trilogía clásica: sus brillantes diálogos, definitorios en breves líneas del carácter de los personajes y sus motivaciones, hasta el punto de hacer creíbles secuencias tan absurdas en frío como la aniquilación del planeta Alderaan y las casi imperceptibles muestras de dolor de la Pirncesa Leia más allá de un tímido "nooooo". Los ágiles diálogos sirven tanto para explicar las refrencias históricas (lección maestra de Obi-Wan en Tatooine que resume en menos de 5 minutos todo lo que necesitas saber) como para enmarcar a los personajes (Han Solo funciona casi desde el primer minuto). Cosa que brilla por su ausencia en la nueva trilogía.
  
Dicho lo anterior, sigue esas mismas pautas. Su presencia es cautivadora y enigmática, fruto de su gran diseño que le reporta un nivel brutal de carisma. Esto se aprecia sobremanera en el combate que tiene lugar al final del Episodio I entre Maul y los dos Jedis. Si en la trilogía clásica lo más importante en los duelos no era la lucha por sí misma sino los diálogos y el significado que tenía (así, en el Episodio IV la conversación entre Darth Vader y Obi-Wan; en el V la intención de Vader de no matar a Luke y la revelación final y en el VI la significación de que el verdadero duelo es el de Luke contra sí mismo) en el presente lo verdaderamente admirable es la coreografía, esto es, el duelo por sí mismo que establece dos cosas a un nivel superficial pero evidente: 1) Los Jedis son muy buenos manejando el sable de luz y 2) Darth Maul es aún mejor y los tiene contra las cuerdas buena parte de la lucha. Por tanto, este factor de enemigo diestro en sus artes, habilidoso y callado confiere a Darth Maul una aureola perfecta. Por ello y no otra cosa enseguida fue admirado por los fans, que deseaban saber más de él.





 Lo cierto es que pese a su popularidad, se cumplió la norma de que salvo Darth Vader, todo villano carismático de Star Wars debe desaparecer. El manifiesto pasado oculto de Maul y sus incógnitas acerca de sus habilidades y motivaciones como Sith no bastaron para que Lucas decidiera recuperarlo y darle profundidad al personaje, habida cuenta de que era, además, fácilmente insertable en el Episodio II tanto a nivel de continuidad como por las características del personaje: por la primera cuestión porque estamos en un Universo lleno de tecnología que puede usarse como razón de su "resurrección" y por la segunda, me cuesta pensar que un personaje habilidoso en la infiltración y en la batalla no puediera entrar en la trama de intentos de asesinatos y presunta intriga de EADLC.

Palpatine
 Antes que nada debiera especificar que no me refiero al Emperador Palpatine que veíamos en El Retorno del Jedi, ya que allí es un villano magnífico, muy malvado y perverso que cumple con su papel en la narración a la perfección, que no es otro que el de ser alguien peor que Darth Vader para que éste pudiera acabar con ese mal superior y redimirse. Donde pienso que está firmemente desaprovechado es en la nueva trilogía, presa del síndrome que encabeza este post y que antes habíamos desarrollado cuando hablábamos de Darth Maul.

Entrando en materia, quizá pueda ser precipitado decir que es un villano al que no se le ha extraído todo el jugo en la nueva saga porque, en efecto, aparece en todas las nuevas películas y traza un maquiavélico plan para acabar con los Jedi... o no. Porque a mi entender su plan de maquiavélico no tiene nada, puesto que Maquiavelo podía ser cínico pero era, igualmente, un hombre inteligente que juzgaba las pasiones de los hombres con soltura. A mi entender, el flojo libreto de los tres primeros episodios galácticos simplifica en demasía el presunto plan de Palpatine para hacerse con el poder y convierte en accesorias cosas que debían ser importantes (por ejemplo, en la película La Venganza de los Sith no se aprecia con certeza la importancia que debía tener Anakin Skywalker en sus planes ni lo determinante de su traición, pues la inmensa mayoría del trabajo sucio se lo hacen los clones al promulgar la Orden 66). Igualmente me parece de una extrema simpleza todo el proceso de persuasión a Anakin Skywalker, pues fruto de la esquizofrenia creativa de George Lucas y su montaje final del film, se entremezclan descompuestas las tres bases para que Anakin diera el paso hacia el Lado Oscuro de la Fuerza: 1)Palpatine puede proporcionarle el poder para salvar a su esposa; 2) Palpatine convence a Anakin de que los Jedi no son realmente una fuerza del bien y quieren dominar la galaxia y 3) Anakin tiene celos (amorosos) porque cree que Obi-Wan coquetea con Amidala. De estos tres, sólo el último fue definitivamente eliminado de la película. Pero ello no remedia lo profundamente artificial que resulta que Anakin sepa que Palpatine es un Lord Sith y que, por lo tanto, es el mal; que por ese mismo conocimiento deduzcamos que lo único que lleva a Anakin a aceptar las enseñanzas de Palpatine (las cuales, por cierto, brillan por su ausencia en la película) sea su inconmesurable amor hacia Padme y no, a sensu contrario, que se crea que los Jedi son el mal y que planean derrocarle, que según parece en la conversación final con Obi-Wan, es un argumento que reside en la mente del joven Sith. Y esto sin entrar a valorar en los agujeros que tiene su supuesto plan infalible; agujeros, eso sí, que el Universo Expandido se ha encargado de tapar atando los cabos que parecían sueltos o las actuaciones que parecían muy dejados al azar. Pero tengamos en cuenta que aquí hablamos de la relación de George lucas con sus villanos y hay que dar por cierto que George Lucas poco o nada sabe o está al tanto de lo que ocurre en su porpio Universo. Alguna prueba hay en ese sentido, por lo menos, como cuando afirma en los comentarios de LVDLS que Grievous tose porque en la fase conceptual quería un personaje "enfermo", obviando que el General droide hace tal cosa porque Mace Windu le aplasta la caja torácica al final de la primera serie de la Guerras Clon.

Así las cosas, si el plan de Palpatine es simple y sus habilidades persuasivas dejan mucho que desear, entiendo que ésto repercute negativamente en el personaje, que debe mostrarse como alguien infalible, que actua casi maquinalmente y que de verdad provoca una transformación profunda y razonada en un agente del bien como Anakin Skywalker. No ser un villano de opereta fácil y predecible.

En la próxima entrega finalizaremos con los personajes no ya desaprovechados, sino ciertamente ridiculizados, que no son pocos.

¡Saludetes!

PD: Edito para aclarar que en El Retorno del Jedi el director acreditado es Richard Marquand, pero a la vista de los comentarios de Lucas sobre el rodaje ("Al final era más rápido ir y hacerlo yo que dejar que lo hicieran otros") deja bastante claro que quién está realmente detrás de las cámaras es él, de ahí que diga que el Episodio V es la única no dirigida por él.