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martes, 19 de septiembre de 2006

Choque de civilizaciones: Oriente y Occidente

Hola. Como algunos sabreis, se ha montado la de Dios (chiste fácil) con unas declaraciones del Papa, quién, citando a un antiguo emperador, relacionaba violencia e Islam. Lógicamente, las reacciones islámicas no se han hecho esperar, y han aparecido en los noticieros de todas las cadenas cómo nuestros pacíficos y refinados amigos ajenos a la carne de cerdo quemaban muñecos que simbolizaban al Papa, e incluso cómo, irresponsablemente, algunos líderes religiosos han llamado a las armas, en aras de iniciar una Guerra Santa, así, como lo he escrito, con mayúsculas.
Respecto a esta noticia hay dos focos que atender: En primer lugar, el referido a la actuación (equivocada) del Papa, y una segunda que no puede obviarse (aunque muchos así quieran hacerlo), que es sin duda la desmedida reacción oriental a estas palabras. Así que vamos por partes.

1) El Papa: A todas luces queda claro que emplear esta "cita" en estos tiempos que corren ha sido un error del Pontifice. Y no sólo como líder religioso o teólogo, sino, lo que a mi juicio es más importante aún, como Jefe de Estado de una nación soberana como es el Vaticano. En su favor, queda decir que éste ha sido sino un error de diplomacia , de maneras, de formas, y en última instancia, de oportunidad. Ratzinger es y ha sido un gran pensador, un hombre inteligente (aunque muchas veces yo mismo me asombre de lo anacrónico de su pensamiento), pero poco acostumbrado a las cuestiones de Estado y a jugar partidos en una liga superior. Ahora ya no es Cardenal, ahora es el máximo representante de un estado y de una religión. Justamente por tratarse éste de un error diplomático (y nada más), es decir, encrucijado en el ámbito del enfrentamiento verbal, el cuerpo diplomático de nuncios d la Ciudad del Vaticano se ha apresurado a sofocar el fuego de manera rápida aunque poco efectiva, en los países islámicos.
Hasta ahí queda la actuación que desde San Pedro se ha llevado a cabo. Eso si, no han faltado los clásicos comentarios anticlericales que acusan al Papa (con razón) por su torpeza, pero, como de costumbre, obvian que, del mismo modo, la respuesta a este ataque verbal, ha sido incluso más erróneo que el mismo ataque. Cambiamos ofensas orales por sangre, lo que, a mi juicio, es un cambio que a la larga sale caro.


2) La respuesta del Islam:
Como hemos dicho, la respuesta de aquellos que profesan el Islam, en su mayoría, ha sido inapropiada, hasta el punto de darle la razón al Maximus Ponticifex, demostrando cuál es el talante de una religión viciada por el extremismo. El Islam ha pasado de ser una religión más a ser un nido de sobreactuados líderes verdaderos que iluminan al mundo, y lo que es peor, se ha convertido en un mensaje de miedo, fruto del fundamentalismo agresivo de los Ayatolás y demás perlas. Lo inapropiado de la respuesta no priva al Papa de su error, pero pone de manifiesto una cruda realidad que es lo que realmente me asusta y me encoge el corazón: la doble vara de medir. Aquí, en Occidente, se han hecho y se harán caricaturas de éste Papa y de los que vengan, así como se hicieron de los que se fueron. Y no creo recordar que nadie haya puesto en pié de guerra a los católicos por que su líder (institucionalmente, claro) haya sido guiñolizado. Tampoco se ha hecho cuando queman monigotes que simbolizan al Papa. Pero ¡ay!, ¿qué ocurre cuando el objeto de esa caricaturización es un personaje del mundo islámico? La guerra y la agresión son las palabras que más se escuchan, en lugar de conseguir reirse de si mismos. El hecho de que por un lado se llame libertad de expresión pero por otro haya auténtico miedo de utilizarla es algo tremendamente significativo del peligro que resulta una manada tan numerosa de fundamentalistas extremistas violentos y sin cultura que agreden y se justifican con algo tan simple como la voluntad divina.

Éste Islam malentendido y maleducado nos llevará a llorar muchas pérdidas, y si no, al tiempo.

Saludetes

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tema espinoso éste del Islam...

Antiguamente había dos vertientes del Islam: la vertiente tolerante y pacífica que decía que había que respetar a todo el mundo y demostrar que el Islam es la verdadera religión a base de portarse bien, que si no cuando vayas al cielo no tienes tantas vírgenes para pecar impunemente; y la versión fanática e integrista que defendía que como el Islam es la verdadera religión, hay que acabar con las demás y con todo aquel que se oponga a ello.

Desgraciadamente, en cierto momento de la historia, los integrantes de la versión fanática pasaron a cuchillo a todos los defensores de la versión tolerante (por razones tristemente obvias) y hoy día sólo queda una modalidad de Islam.

No nos engañemos, todos sabemos que el Islam entendido como lo entienden ahora, no como lo entendía Muhammad Ali, es PELIGROSO, y la única manera de cambiar eso es elevando el nivel educativo y económico del pueblo llano de los países musulmanes, cosa que sus endiosados líderes no permiten porque es más fácil manipular ovejas que hombres librepensantes.

Otra manera es el método Bush, pero todos hemos visto que no funciona, y que incluso es contraproducente (aparte de ser igual de fanático que lo que se intenta combatir).

En fin, me parece un tema realmente importante para que la gente lo tenga en cuenta, y así a lo tonto, vaya rollo que he metido.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

rollo siempre bienvenido. no se si los temas son de auténtico interés o no, pero trato de hablar siempre de lo que me llama más la atención, aunque ahora, mucho tiempo, no tengo, la verdad. En fin, saludetes y gracias por dejarme tus comentarios, oscar.