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martes, 6 de mayo de 2008

La posibilidad de reinserción , la utilidad de las penas privativas de libertad y las listas en supuestos de pederastia (II)

Saludos a todos.

Para finalizar el post sobre la pederastia (aunque soy consciente que es un tema que quizá ya no sea de actualidad), vamos a rematar la cuestión contestando a las preguntas que restaban, esto es, si es o no conveniente elevar las penas por estos delitos desde el punto de vista de la prevención, y también, si son verdaderamente útiles las listas de delincuentes (de pederastas o de cualquier otro tipo de delincuente).

A la primera pregunta, debo responder categóricamente "no". Es un hecho probado que una mayor pena de prisión no implica una mayor prevención en la comisión de los delitos de cara al ciudadano medio. En términos más técnicos, puede resultar (e insisto en el "puede", porque rara vez es así, pero cabe la posibilidad) de que una mayor penalidad favorezca la llamada "prevención especial", o dicho en otros términos, que el autor del delito no reincida a su salida del centro penitenciario; donde no es útil, como decía, es en la prevención general, esto es, que el ciudadano medio deseche la idea de delinquir por miedo a la pena que les pueden imponer.

Como pruebas concretas de esta afirmación, dos, una histórica y otra actual:
la histórica es que hasta el SXIX las penas eran desmedidamente elevadas, y no sólo estoy pensando en penas de prisión, sino en castigos físicos durísimos, cuando no entrañaban la amputación de algún miembro. Por ejemplo, era frecuente en la Italia del SXVIII que el autor de injurias sobre un noble, tuviera que presentar su lengua ante aquel en signo de disculpa, y no siendo así, se mandaba que se la arrancaran con unos alicates. Todas estas circunstancias vienen muy bien descritas en ese libro que no me cansaré de recomendar, "De los delitos y de las penas", de Cesare Beccaria. Sabiendo esto, huelga decir que la delincuencia no era menor, pues los efectos criminógenos están más relacionados con el entorno social y la personalidad del sujeto que en el miedo al castigo. Ello, por supuesto, no quiere decir que todo delito ha de quedar impune, sino que un castigo superior al equilibrado es inútil, al igual que el sufrimiento extra que genera. Así, las penas de prisión a los pederastas, considero que son más que suficientes (en cuanto a tiempo de privación de libertad). Pensemos que las medidas que se proponen (de 10 a 15 años) equiparan la pena por matar a alguien con la pena por abusar sexualmente. El delito es terrible, pero peor es matarlo.

La actual es sin duda la violencia de género. Las reformas de 2003 del Código Penal endurecen las medidas frente a los maltratadores, a los asesinos sanguinarios, que no tienen escrúpulos y aniquilan a sus parejas o ex-parejas, causando un daño irreparables a ellas, y, en mchos casos, a sus descendientes. Sin embargo, el número de mujeres muertas (no ya maltratadas, sino muertas) no ha decrecido. La respuesta al porqué de dicha situación es sencilla, y es que unas mayores penas pueden cohibir del hecho criminal al ciudadano común que tiene unos ciertos valores asentados que le dotan de un standard mínimo de urbanidad y civilidad. Por ello, aunque en abstracto puedan ser potenciales delincuentes, el miedo a la pena, al desprestigio social y a todos los efectos que encierra la pena de forma inherente, basta para echar el freno. Ahora bien, cuando hablamos de ciertos tipos de delincuentes (entre los que se encuentran los maltratadores o, por qué no, los pederastas), ese miedo -si es que existe- no impide al final de proceso lógico que sigue el cirminal que cometa el hecho ilícito, dejando claro que deben de ser otras las medidas buscadas.

En el caso de los pederastas, más que elevar las penas, lo que parece más razonable es sustituirlas por medidas de interamiento psiquiátricas efectivas (no sólo como medidas de seguridad, sino como pena predefinida en la parte especial del Código), junto a una mejora de la salud pública en lo que a la disciplina psiquiátrica se refiere : más fondos y más medios. Acabada la pena de internamiento, habiendo informe desfavorable por parte del equipo técnico, lo ideal sería que el Juez o Magistrado/s que se encarguen de la ejecución de la sentencia condenatoria, establecieran una serie de medidas previstas para evitar la nueva comisión del delito, pues el informe desfavorable hace presagiar una posible reincidencia, pero no es motivo bastante (como exponía en el post anterior dedicado a este tema) para prolongar la estancia en centros de internamiento (pisquiátricos, cárceles) ad infinitum. Entre esas medidas, pudieran ser factibles la personación del reo ante el Juez cada quince días, prohibiciones de aproximarse a colegios o parques públicos durante un tiempo prorrogable hasta que haya informes favorables, y una revisión psiquiátrica periódica, además de mecanismos de seguimiento y, si es posible, de intentar controlar el apetito sexual (administración de bromuro o las medidas que los médicos crean oportunas, pues mis evidentes carencias en esas áreas me impiden señalarlas con el rigor necesario). Evidentemente, para ello, harían falta muchos más medios que los que la Administración de Justicia tiene a su disposición a día de hoy, pero quizá si nos dejamos de Alianzas de Civilizaciones y chorradas de esa clase, y conseguimos que el Gobierno se centre en dotar de medios y modernizar a la Justicia (y, también, todo lo correspondiente al tráfico), sea posible ver un día estas medidas en funcionamiento.

A la segunda pregunta de las que nos quedaban pendientes, la respuesta es algo más compleja, y para resolver aquella hay que, necesariamente, decantarse por una posición o por otra, pero sin el apoyo certero de los datos objetivos; más bien con la única guía del instinto y de la moral de cada uno.

Las listas de pederastas o de delincuentes presentan una serie de ventajas y una serie de inconvenientes. Las ventajas son obvias: permite al ciudadano, a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y a los propios Jueces acceder con prontitud y efectividad a los nombres de los reos y ex-convictos. Esto facilita su identificación y , por tanto, permite que la sociedad se pueda guardar más de ellos, por ejemplo, haciendo posible que un Director de Colegio no contrate a un aspirante a profesor que figure en una de las listas para proteger a los pequeños. Los inconvenientes suponen, en esencia, renunciar por completo a la posibilidad de reinserción del sujeto, además de que le imponemos un "castigo extra" cuya duración va a ser el resto de su vida, lo que es manifiestamente injusto. Como os había dicho, seguramente los lectores de este blog no pensais que podais ser delicuentes nunca, y os parece bien que a alguien que no sois vosotros se le imponga ese castigo social, pero veamos algunos ejemplos clarificadores: de igual utilidad que el registro de pederastas sería, y por los mismos motivos, uno de conductores temerarios. Teniendo en cuenta el Código actual, sucede lo siguiente: vais por una vía cuya velocidad máxima permitida es de 50 km/h, pero circulais a 80 km/h. En ese momento, un peatón cruza imprudentemente un paso de cebra (justo cuando estabais apunto de rebasarlo); le atropeyais y fallece. En ese caso, sois autores de un homicidio imprudente, y se os debería incluir en esa lista. Ahora preguntaros, ¿creeis que sería fácil encontrar trabajo si el que os va a contratar puede saber que sois un homicida? ¿creeis que la vida en vuestro barrio será sencilla? Creo que la respuesta no puede ser otra que "No".

Un argumento usualmente utilizado para apoyar las listas es que "en otros países se hace". Pero como es costumbre, olvidamos que la idiosincrasia española es muy particular, y que lo que funciona en otro sitio no tiene porqué hacerlo aquí. En nuestro país, el linchamiento popular es algo a lo que le tenemos mucho apego, como demostró hace oco el altercado que sufrieron unos bomberos cuando iban a apagar un fuego, o las agresiones que ha sufrido el hermano del asesino de Mari Luz, que ninguna culpa tenía, más que la de haber nacido de mismo padre y misma madre que el deleznable pederasta.


Con estas notas, acabo este pequeño hilo sobre la pederastia. Espero vuestros comentarios (sean técnicos o no , Oscar XD), ya que esta, como siempre digo, no es más que una opinión.

Saludetes

PD: He habilitado la moderación de comentarios, pero no os corteis, en cuanto los reciba los publico como siempre.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Creo que el tema de las listas debería hacerse en casos de delitos en los que se presuponga que el delincuente puede volver a cometerlos: está demostrado que es muy difícil reinsertar a pederastas y delincuentes sexuales porque suelen reincidir, ya que tienen un fuerte componente psicológico muy difícil de eliminar. Las penas de estos individuos no sé si deberían aumentar, pero la utilización de pulseras de localización, toques de queda nocturnos, y listas abiertas, deberían estar ya en marcha. No es lo mismo cometer un homicidio imprudentemente que ser un violador de niños. A mi me da igual que mi vecino haya atropellado a alguien, pero si ha violado a alguien, quiero saberlo.

Anónimo dijo...

Saludos de la anónima. Sabes que te comenté que por mí, cadena perpetua a un perderasta. Ahora bién, de ahí a confundir la pederastia o abusos a un menor, con las relaciones sexuales consentidas con una persona de 17 años como tú comentabas, vá un abismo. Confiaba en que un juez tendría el sentido común suficiente como para diferenciar entre ambos casos (relaciones consentidas con una persona de 17 años no debería ser delito).

Sin embargo, he leido hace días con estupor que estamos muchas veces en manos de jueces ignorantes. La siguiente noticia me lo confirma:

"Condenado a 7 años de cárcel un hombre que abusó sexualmente de una menor (de 17 años). La Audiencia dice que no hubo violencia, pero sí prevalimiento por la diferencia de edad (el hombre tenía 63)".

"Según se relata en la sentencia, el hombre aprovechó las relaciones de vecindad y amistad que tenía con la familia de la niña para entablar una relación. Le hacía regalos valiosos, como un reloj con el nombre de la chica, le recargaba el teléfono móvil y le daba dinero en metálico. De ese modo conseguía que la chica accediese a los tocamientos sexuales que él pretendía. Esa relación duró varios años. La propia chica reconoció que estaba subyugada por el dinero que recibía. El acusado le entregaba billetes de hasta 20 y 50 euros.
Le impone una condena de siete años y un día de prisión y la prohibición de acercarse a la joven durante cinco años. Deberá indemnizarla con 15.000 euros por los daños morales que le causó. El acusado está en prisión desde la denuncia."

La información completa en:
http://www.hoy.es/20080426
/badajoz/condenado-anos-carcel-
hombre-20080426.html

Estoy indignada. Es decir, que ejercía de prostituta voluntariamente, cobraba, le creaba falsas expectativas al anciano y encima ahora la indemnizan. Me van a contar que con 17 años no sabía de sobra lo que hacía. ¿Cómo puede la justicia ser tan estúpida?

Enhorabuena Graimito por tus elaboradas entradas, sólo quería escribir este comentario "no técnico" para los ignorantes del tema, que no podemos comprender cómo puede a veces funcionar la justicia al revés de cómo debiera. Un saludo.

Anónimo dijo...

Bienvenidas, milmusas, teneis un blog muy chulo!

Anónimo dijo...

Nuevos saludos de la anónima. Quisiera acabar recomendando un artículo titulado “En legítima venganza”, en xlsemanal, Patente de corso, por Arturo Pérez-Reverte. El artículo empieza así: “La cosa iba de niñas, estafadores, impunidades delictivas y cosas así, y alguien dijo: «Lo inadmisible es la justicia entendida como venganza».Luego me miró con la certeza imbatible de quien tiene la Verdad y la Humanidad sentadas en un hombro, como el loro del pirata.”

Yo, como mucha gente, hemos sentido plena identificación en nuestra situación con lo que este hombre expresa. La justicia no es más que una venganza para reparación del daño moral y físico de la víctima. Si la víctima no es reparada o vengada, por ella misma o por otros, no superará el dolor. No podrá rehacer su vida. Nadie tiene el derecho de aconsejarte perdonar, porque no puedes ni debes. Y esto es natural y sano en el ser humano. Lo insano es perdonar, en el nombre de una moral católica, muy falsa, (moral de esclavos la llamó Nietzsche) o en el nombre de la nueva falsa moral zapateril imperante. Sobre esta nueva moral, aconsejo leer la nueva obra que presenta Boadella donde la describe caracterizada por la “impudorosa exposición de fingimientos filantrópicos. Todo el mundo hace gala de una infinita bondad, solidaridad, conciencia Medioambiental”.

Justicia es también venganza, disfrazada y permitida socialmente. Duela o no duela este triste concepto a los cristianos. La venganza y la reparación son sanas. Y exigir perdón a las víctimas es una inmoralidad que subleva las almas libres. El perdón enferma a las víctimas y las hace vivir peor, no mejor. Al final les hace asimilar la maldad y reproducirla como natural en un futuro. Y seguir la cadena de daños y dolor.

La gente en España se está saturando desde hace años del lamentable funcionamiento de la justicia, amparado por el “perdón” cristiano-zapateril, que piensa que todos, aún pederastas, maltratadotes o asesinos, son buenos en el fondo, y tienen derecho a reinserción, cuando únicamente son las víctimas las que tienen el derecho de ser resarcidas del dolor sufrido. Toda mi forma de ver el asunto la describe a la perfección Pérez Reverte. Puede leerse el artíclulo completo por ejemplo en:

http://diariosur.xlsemanal.com/
web/firma.php?id_firma=5990
&id_edicion=3027

Las leyes y todas las "visiones técnicas de la ley" están para reflejar la vida, deben estar al servicio de la gente y sus necesidades, y hacer que la sociedad funcione mejor. No pueden alejarse de la realidad. Saludos.

Anónimo dijo...

La verdad es que lamento que pienses así, pero sigo viendo poderosas razones para defender mi postura: de una parte, el perdón y la no-venganza no tienen porqué ir unidas. Como víctima, puedes no perdonar al agresor, a la justicia eso le da igual; lo que no es viable ni es justo es que sea la víctima quién quiera que el proceso sea una venganza, porque venganza supone retribuir el daño causado (hacerle lo mismo o hacerle algo peor). Además, pensemos por un momento lo que podría llegar a pasar si es la víctima la que decide el castigo. Repito que el dolor de la víctima es algo natural, y su sufrimiento no es invisible para el que esto escribe, pero no puede ser el que imponga el castigo el ofendido o perjudicado en tanto en cuanto este tiene una visión distorisonada de la realidad debido a ese gran dolor.

Respecto a que a las víctimas se les debe de reparar, hay mecanismos en nuestro sistema español que para nada olvidan a las víctimas. De hecho estamos a la cabeza de Europa en cuanto a medidas para tratar de reparar el daño a la víctima cuando esto es posible.

Yo insisto en que debeis de pensar en frío, y llegar a la conclusión de que es inadmisible que la justicia sea venganza, porque deja de ser justicia. Y sobre todo, que dejeis de presuponer que todas las "víctimas" son un@s pobres desgraciad@s que merecen de todo: porque a mí me hurten la cartera no tengo ningún derecho a pedir, por ejemplo, que le den una paliza. Pues que valga el símil, porque el razonamiento lógico es exáctamente el mismo. Hay víctimas que no lo son, personas que usan torticeramente el derecho para erigirse en una posición de lástima pedigüeña. Por ello, además de por lo antes escrito, la víctima NO PUEDE ELEGIR EL CASTIGO, ni ser éste UNA VENGANZA.

Sinceramente pensaba que esto ya lo habíamos superado en el SXIX, donde ya llegaron a esta conclusión, después de siglos convirtiendo el castigo penal en eso, una venganza, con resultados desastrosos.

Luego me mira mal la gente cuando me niego a firmar en el Lidel una hojita para pedir la cadena perpétua para (que me hizo gracia la manipulación del lenguaje para que nadie pudiera decir que no) "violadores y asesinos". A ver quién es la señora o señor que va a comprar y no dice que sí, así explicado. Como en todo, esto tiene soluciones mucho más complejas de lo que el pueblo ve. Lo único que pido es que penseis mucho antes de decir algunas cosas, que nos va a todos mucho en ello.

Anónimo dijo...

Me gustaría agradecer, ya que estoy, a los comentaristas más o menos habituales (Oscar, Vaklam, Amelie, Anónima, alumno de la UJI, etc...)que sigan comentando pese a la moderación de comentarios XD, y agradecer también a los nuevos que se han dejado caer por aquí (mil musas, Samuel Grueso, etc) que también hayan participado.

Un saludo a todos

Anónimo dijo...

Encantada de participar en este blog!

Estoy de acuerdo en que la justicia debe castigar "justamente", y en ningún caso debemos equipararnos al modelo estadounidense de cadenas perpetuas y penas de muerte que no sólo no disuaden a los delincuentes, sino que hace desaparecer cualquier fin ético del encarcelamiento, que es la reinserción. Estoy de acuerdo con que hay delitos imperdonables (asesinos psicópatas, el loco de Amstetten, violadores torturadores, pederastas, etc.) pero la solución no es arrojar la llave de la celda al mar. Creo que hay que invertir en tratamientos y centros psiquiátricos, y valoraciones objetivas del estado mental para dar la libertad a estos presos y condicionar su salida a su salud mental y nunca a una pena impuesta ocho años antes. Es un tema complejo, pero es importante no dejarse llevar por el momento y recapacitar, porque sino el Estado se convierte en otro delincuente sin escrúpulos, y no me gustaría vivir en un país cuyas condenas se conviertan en muertes en vida para los delincuentes. También es verdad que el no cumplimiento íntegro de las penas es un paso atrás. Hay que llegar a un término medio y sobre todo, hacer una estrecha vigilancia cuando estos delincuentes salen a la calle, y quizás sí mantenerles vigilados el resto de sus vidas (en el caso de pederastas o psicópatas).

Anónimo dijo...

Hola...

Mi opinión sobre este tema la verdad es que creo que depende del caso. Por ejemplo el caso que comenta anónima de la chica de 17 años está más qué claro. Esa chica es lo suficientemente mayor para saber qué y cómo lo hace. No creo que un año más de edad de o quite consciencia de las cosas...Aunque como siempre me dices;los jueces cumplen las leyes no las elaboran, con lo cual supongo que en casos como estos qué hay denuncia, por muy raro que sea, por muy consciente que fuera la chica o no, la ley es la ley y ella a pesar de todo es menor.

No debemos olvidar que los pederastas son enfermos mentales y no quiero ponerme de parte del verdugo pero creo que deberían ser sometidos a terapias y ver la raíz del problema. Estoy segura que muchos abusadores fueron víctimas...Por supuesto y jamás diré lo contrario, se merecen un castigo y que la ley deje todo su peso sobre ellos.
Cada vez que veo un caso de padres que abusan de sus hijos o casos como el del asesino de Mari Luz y tantas otras...pienso en mi sobrina y sé que como persona en ese momento, no pensaría en la reinserción sino en matarlo con mis propias manos y tb sé que ese es el sentimiento general. Por eso creo que por ejemplo, en el caso de Mari Luz y el hecho de que la familia y allegados de la niña busquen a familiares para atacarlos, no es más que un acto del ser humano, quieren un culpable y lo quieren ya. No importa que sean dos personas independientes.
Pero pensándolo en frío, son gente enferma y creo que es responsabilidad de los jueces hacer un seguimiento de cada imputado cuando cumple su condena y más en casos como estos con alto grado de reincidencia.



Espero que estés bien Graimito, no sé nada de ti.


Saludos.


Por cierto, quiero que me expliques una cosa. Me llama mucho la atención qué antes de salir la ley del 1 de mayo sobre las personas que circulan sin carnet, antes no fuera un delito poner en peligro la vida de los demás sin haber pasado por una serie de exámenes que te capacitan para conducir.Es decir, no entiendo como han tardado tanto en elaborar esa ley...

¿Antes simplemente te ponían una multa, no?

Bueno, espero haberme explicado bien en todo en general.

besos Graimi

Anónimo dijo...

Yo, como siempre, hablando desde mi personal punto de vista "no técnico" por excelencia, jeje XD, basado solamente en experiencias (propias o ajenas), y dicho desde la cabeza y las tripas diré que a mí también me llegó a contagiar ese aroma a "justicia romántica" del artículo de Pérez-Reverte.

Me recordó a cuando pasaba los veranos en el pueblo. Veréis, en mi pueblo los chavales son un poco burrines, y no es raro acabar un partido de fútbol a pedradas, patadas en la boca, o estrangulamientos. Algunos tienen el umbral de lo permisible demasiado bajo para ellos y demasiado alto hacia los demás, con lo cual, cualquier bobadina puede ser una ofensa imperdonable, pero si ellos le rompen a otro un cenicero en la cabeza, no entienden que luego se enfade.

Pasé mi infancia pueblerina de una manera muy normal: no te metes con nadie, pero si alguien te da un sopapo, tú le das otro, si te tiran una piedra, tu le tiras otra, y así sucesivamente, hasta que acabáis los dos en el suelo, parando porque os cansáis, o porque ya no recordáis porqué os peleáis y os partís de la risa.

Eso se ha hecho desde siempre y nunca ha pasado nada, es la manera natural de ir entendiendo ya de chiquitito que en esta vida no hay que dejarse pisar (que a mí siempre me dijeron que no estaba reñido con ser cristiano, igual me lo explicaron mal :-P), porque como lo permitas una vez, ya no levantarás la cabeza del suelo.

Pero según fui creciendo... ocurrió algo raro. De repente, no sé si por la "evolución" de la democracia o por la edad, cuando un chaval le pegaba una patada a otro, y el otro se la iba a devolver (como es de ley), apareció una nueva frase que cortó de un plumazo todo lo que yo había considerado natural hasta entonces.

La frase era: "Como me hagas algo te denuncio".

Eso lo cambió todo, se acabaron las peleas, los moratones, el rodar por el suelo... pero la gente se enfadaba más, era más rencorosa, vengativa y malintencionada que antes. Y, aquí viene lo que viene a santo de todo esto, lo más curioso de todo es que los que más utilizaban esa frase (sino los únicos) eran PRECISAMENTE los que pegaban primero, o te robaban algo, o te rompían alguna posesión tuya, y cuando ibas a defenderte legítimamente... plaf, la frase, y ya no se les podía hacer nada. Y sabías (porque lo sabías) que aunque "el malo" fuese el otro, el agredido en primer lugar tenía las de perder.

De esta manera, experimentando ese cambio con la mentalidad de niño-adolescente, me di cuenta de que poco a poco, la ley y la democracia estaban tomando un rumbo en el que cada vez más servía para amparar bajo su ala a los delincuentes que tuvieran la suficiente jeta y cinismo como para utilizarla de colchón en sus actos.

El problema no creo que sea la ley, creo que es el cómo se aplica. La corriente actual nos ha enseñado que si la opinión pública se entera de que ha habido una reyerta en una prisión y un funcionario ha tenido que reducir a la fuerza (a golpes, para qué decir las cosas con algodones) a un preso, las pancartas a favor de los derechos humanos van a ir a defender al pobre preso oprimido.

Defender al funcionario sería colaborar con la opresión, el fascismo, el abuso de poder, etc etc etc. Pero, ¿y el preso que se fue con un cuchillo a por su estómago? Pues víctima del sistema, o ya se buscará algo.

El dolor que puede sentir un padre al que han matado a su hijo no se quitará ni aunque condenen al asesino a pena de muerte. De hecho no se quitará ni aunque el mismo padre lo mate con sus propias manos, así que ¿dónde poner el límite?.

Si yo me entero de que alguien ha violado a mi novia, desde luego, no pienso en denunciarle, pienso en darle tal golpiza que cuando recupere su capacidad locomotriz le va a doler hasta peinarse. Pero aún así, mi novia seguirá siendo una víctima de violación durante toda su vida.

La ley no está para servir a la rabia del hombre, sino para contribuir a que nuestra sociedad sea cada vez más civilizada, pero por mucho que esto sea así, muchas veces una buena manta de merecidas ostias es mucho más civilizado que utilizar triquiñuelas legales para que un criminal eluda la justicia o no sea castigado con la dureza que se merecería.

Anónimo dijo...

No sé que tiene este blog que incita a poner comentarios tochiiiiiisimoss :P

Anónimo dijo...

Oscar, me ha venido a la mente una reflexión leyendo tu comentario:

La ley sería siempre buena si la sociedad no se empeñara en buscarle los puntos débiles, lo que obliga a la propia ley a estar en constante mutación, tardía mutación,mejor dicho, porque realmente es imposible preveer el ruin y mezquino comportamiento de la sociedad.
Y no, no penseis que sólo eluden la ley los criminales confesos: la gente de la calle. ¿Cuántos de vosotros no conoceis a nadie que haya recurrido una multa aún sabiendo que cometió la infracción? ¿Quién conoce a alguien que diga "voy a pagar mis impuestos sin intentar pagar menos, porque eso es bueno para mi país (o comunidad autónoma o lo que quiera con que se identifique, eso me da igual)?

La gente es la que hace mala a una ley.

Sobre el tema de la democrácia y el agresor, es algo que he dicho siempre. La sombra del franquismo es muy alargada, y todavía hoy sufrimos el efecto rebote. España se ha procurado muchos sistemas para evitar condenas manifiestamente injustas como muchas de las producidas durante la dictadura. En España, en general, se desconfía del Guardia Civil, del Estado, y de las instituciones en general. Todo ello por culpa del franquismo... o no. La experiencia nos dice que en España, o le pones muchos límites al que ostenta el poder o se acaba excediendo. De ahí que siempre se tienda a proteger y a garantizar los derechos del agresor, porque son unos derechos que hasta hace relativamente poco tiempo no se habían garantizado.
EN mi opinión, hemos pasado de un extremo a otro, pero, si me preguntan, prefiero este extremo al de Paco, que quereis que os diga.