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lunes, 25 de julio de 2011

Notas Musicales: El Cid, de Miklós Rózsa

El cine de la golden age hollywoodiense parece que ha sido olvidado hoy día, en especial por los jóvenes que se acercan al séptimo arte como un pasar el rato sin preguntarse si hay algo más allá de Algo pasa con Mary. En efecto, el exceso y la mecánica narrativa de las películas de esta época pueden disuadir a muchos de asomarse a visionar cintas anteriores a los años 80 ( exceptuando quizá Star Wars ), así que no digamos ya las de los 60, pero esta tendencia actual no debe (o no debería) hacernos olvidar esta gloriosa época para el cine, y, también, para la música compuesta para las cintas que vieron la luz en estos tiempos.

Como es sabido, en la década precedente y en los años 60, la industria cinematográfica apostó con firmeza por películas de corte épico e histórico ( las llamadas películas de romanos, las adaptaciones de distintos pasajes de la Biblia, o cintas que trataban de recrear el Egipto faraónico). Este género requería una gran inversión en producción para dotar a las películas de un ciero aire de grandiosidad, unido a la presencia de grandes estrellas de Hollywood; lo cual abocó a una música igualmente grandiosa que acompañase a las imágenes. De entre los autores clásicos, destaca en mi opinión, de forma muy especial, el gran Miklós Rózsa.

No voy a repasar ahora su vida ni toda su obra (no es este el cometido de la sección "Notas Musicales"), pero como el título de esta entrada ya anticipa, sí dejar algunas pinceladas de la que es una de las mejores bandas sonoras de la historia del cine de todos los tiempos, y, en consideración del autor, la mejor que compuso a lo largo de su carrera (lo cual es decir mucho si tenemos en cuenta que Rózsa escribió las partituras de obras geniales como Ben-Hur o Rey de Reyes). Hablamos, naturalmente, de El Cid. La película protagonizada por un insuperable Charlton Heston y una bellísima Sofía Loren, ambientada en el S. XI, recoge la vida de Rodrigo Díaz de Vivar, El Cid  Campeador, aunque, eso sí, a pesar de contar con el historiador Ramón Menéndez Pidal como asesor, toma muchas licencias artísticas respecto a la época y el Cantar del Mío Cid; no obstante, una excepcional cinta rodada parcialmente en España (por ejemplo, la "Ciudad de Valencia" es en realidad el Castillo de Peñíscola, mi actual lugar de residencia) que recibió del compositor húngaro una música suprema, excepcional. 

 El Castillo de Peñíscola

Rózsa trabajó durante un año entero y se inspiró en las Cántigas de Alfonso X el Sabio, que, aunque posteriores, sirven de guía al Maestro. Finalmente, el resultado no puede ser mejor. Encontramos en la partitura de Rózsa cortes épicos, emotivos, régios... que casan perfectamente con las imágenes (incluida la evolución del propio Rodrigo). Notables son los temas referidos al Cid Campeador, que siempre tienen un cierto regusto morisco, tan propio de la Península Ibérica del S. XI, en la que se mezclaban con tanta facilidad elementos cristianos y musulmanes, y que sin duda reconocerán quienes hayan acudido alguna vez a alguna marcha de moros y cristianos tan propias del Levante español; y todo ello sin dejar de lado valores presentes en la composición como el honor, la firme moral y el amor incondicional del personaje por Jimena, su esposa. Veamos algún ejemplo.


Antes que nada, decir que me hubiera gustado incluir más temas y hacerlo individualmente, pero su localización en la red es complicada. Añadir también que estos cortes corresponden a la regrabación que se hizo en 2008, la cual recomiendo encarecidamente (yo la tengo y es una absoluta delicia y no es especialmente cara si la comprais por Internet -a mi me costó 13 euros). Dejado esto claro, podeis ver en For Spain! (hasta el 2'20) un ejemplo de la fusión morisca que antes comentaba; en Farewell, la versión delicada del tema de amor entre Jimena y Rodrigo (hasta el 6'40), para finalizar con The Cid March, que abre con un fragmento de la música que Rózsa utilizó para las escenas en la corte real de Burgos y continua con un absoluto derroche de pasión y emoción épicas.


No pretende ser esta una reseña de la banda sonora (ni mucho menos), ni siquiera un análisis de estos cortes, por esto no quisiera dejar de recomendaros que la escucheis entera, porque TODA la música es absolutamente genial. Incluso cortes dedicados a secuencias en apariencia intrascendentes adquieren vida propia. Fijaos aquí en la primera parte correspondiente al tema Entry of the Nobles, majestuoso.


En definitiva, estamos frente a una banda sonora de una calidad indescriptible, muy recomendable para cualquiera que desee aproximarse a este mundo musical libre de perjuicios.

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