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viernes, 21 de septiembre de 2007

El Día Internacional del Alzheimer, la Antorcha Humana, y Gerardo Castilla

Toda mi vida la he pasado trabajando, metido en una oficina, entre incansables montones de papel, llamadas del impertinente jefe, las envidias de las compañeros de trabajo y la falta de calefacción en los meses de invierno; he luchado contra un horario inhumano, contra un sueldo miserable y una vida cada día más cara. He tenido amigos buenos, y otros menos buenos, que siempre han colaborado a que salga adelante. O quizá no. No lo sé. No me acuerdo. No sé si fuí administrativo, jardinero o panadero. No recuerdo el nombre de mis hijos, ni de mi mujer. No sé si llevé a España a la democracia, o si descubrí las células madre. Ni siquiera sé quién soy. Y lo peor de todo, ni siquiera sé qué sé. Toda mi vida no tiene valor para mí, nunca ha existido, tan sólo viva en los recuerdos de quienes me conocieron. El olvido es mi lugar para morir. Puzzles de colores, animales y sus sonidos característicos, juntar letras para formar palabras... es lo único que hago a diario... si hoy es ayer, y hoy es mañana; no sé ni de donde vengo, ni sé a donde voy. Soy enfermo de alzheimer.

La verdad es que tampoco recuerdo muy bien la noticia, pero creo recordar que un rumano se prendió fuego hace ya unos días ( ¿años?, ¿meses?) frente al Gobierno Civil de... mi ciudad... como se llamaba... Castellón, me dice la enfermera. Me entristece su familia; seguro que también tienen alzheimer. Si no, no hubieran olvidado que el fuego mata, y que las personas son más importantes que el dinero. Hubieran recordado tratar su dolencia psiquiátrica, y no hubieran convencido al cabeza de familia de que se inmolara para perpetrar una estafa basada en la lástima y la compasión. Hubieran recordado ir a la cita que tenían con la Cruz Roja y les hubieran devuelto a su país. Ahora seguiría vivo. Pero está tan muerto como mis neuronas.

Hay una cosa, además de... eso... de lo que hablaba antes... ah sí, el Comisario Castilla. Ahora dicen que es malo, que ayuda a matar policías. En mis tiempos, los guionistas tenían algo más de lucidez como para olvidar el pasado de un personaje y de repente que sea más malo que un cántaro del revés... Debería darles vergüenza manchar el recuerdo de ese hombre; a fín de cuentas, eso es lo que anhelo....recuerdos...

Olvidar... ya no recuerdo ni lo que significa...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Preciosa reflexión aunque muy dura por el tema que trata.

se te echaba de menos Graimi.

besitos

Pakho dijo...

Pues si que debe ser algo duro, pero creo que será más duro para los seres queridos que para el afectado (que a fin de cuentas, creo que no saben/recuerdan nada, no se exáctamente como "funciona" esta enfermedad).

Graimito, negrillo, dichosos los ojos '3'