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lunes, 11 de enero de 2010

Obras Maestras : Escuadrón Supremo de Mark Gruenwald (II)

Hola a todos,

Seguimos donde lo dejamos en la anterior entrada dedicada a esta maxiserie que Panini ha recopilado en dos tomitos, Obras Maestras : Escuadrón Supremo de Mark Gruenwald (I)
 




Como señalábamos en el post anterior, el Escuadrón Supremo nació como una mera imitación de la Liga de la Justicia de América con el único propósito de enfrentarlos a los Vengadores y otros supergrupos del Universo Marvel casi siempre bajo el pretexto del control mental. Es el difunto Mark Gruenwald quién un buen día decide que esta formación es la ideal para contar una gran historia que precisa, para asegurar su impacto, un uso libre de sus protagonistas, sin las ataduras a las que se hubiera enfrentado de haber narrado esta misma historia con Los Vengadores.

Gruenwald se propone poner a prueba el ideal superheróico propio de los cómics pijameros colocando a los mejores (y únicos) héroes de la Tierra en la tesitura de tener que salvar al mundo de una situación de auténtico caos (con hambrunas y guerras) que, además, ellos mismos han causado. ¿Cómo enfrentarán esta situación? ¿serán sus decisiones correctas?. Las respuestas, unas líneas más abajo.

A partir de aquí puede haber spoilers

El Escuadrón Supremo se encuentra en su momento más bajo. La Tierra está sumida en el caos como consecuencia de la tiranía a la que sometieron a la humanidad mientras estaban bajo el control de Mente Suprema; además su antaño glorioso satélite (que, al igual que a la Liga de la Justicia, les servía de  base de operaciones) se está desmoronando hacia la Tierra sin remedio alguno. Es en este preciso punto donde arranca la historia que nos narran los tomos, con un Escuadrón en decadencia, con los uniformes rotos, fracasando en su intento de salvar el satélite. Tras esto, el grupo se reune y , ante la situación, decide, a propuesta de la Princesa Poder, tomar las riendas de los Estados Unidos de América de forma temporal para estabilizar el país y llevarlo a las más altas cotas de prosperidad y civilización jamás creadas. Para ello, pretenden poner en marcha el llamado "Proyecto Utopía", basado en la concepción del mundo que tiene la raza de la Princesa Poder; se pretende erradicar el hambre, la pobreza, las armas, la enfermedad e incluso la mismísima muerte. Mark Gruenwald nos cuenta todo el proceso relativo a este proyecto a lo largo de la miniserie, desde sus comienzos ilusionantes a los problemas que surgen en su desarrollo, precisamente para que el lector valore cada paso que da el Escuadrón en su afán de controlarlo todo por el bien de la humanidad. Es por tanto una historia muy muy humana, pese a que sus protagonistas sean precisamente "supremos". La relación con el poder y el uso que de él puede hacerse pone de manifiesto lo falibles que somos los humanos y por extensión, los superhumanos , no exentos de nuestros propios defectos.

Ahora bien, ¿cómo contar una historia humana con unos personajes tan esterotipados y planos?. La respuesta es obvia, haciéndolos tridimensionales. En el primer número, el hábil guionista hace todo lo necesario para que captemos la profundidad del Escuadrón y el mundo en el que vive. Así, nos muestra que el grupo tiene un pasado (la Agencia Dorada, en correspondencia con la Sociedad de la Justicia de DC) y que los tiempos han cambiado desde entonces. En pocas páginas esboza con habilidad y maestría el carácter y personalidad de los principales integrantes del Escuadrón : la seguridad en sí mismo de Hyperión; la superioridad moral de Zarda; la frivolidad del Dr. Espectro; la inseguridad de Zumbador o la firme oposición de Halcón Nocturno al proyecto Utopía, alegando que controlar al mundo, aunque sea para mejorarlo, es acabar con la libertad del pueblo americano.

Una vez que Mark Gruenwald consigue que nos olvidemos por completo de todo lo leído antes sobre el Escuadrón y tengamos una visión panorámica de la situación, establece el conflicto que supondrá la trama principal de la maxiserie: el conflicto entre el Escuadrón y Halcón Nocturno, siendo un claro precursor del dilema planteado en Civil War : sometimiento en virtud de un bien mayor vs. libertad. No obstante, este es el trasfondo en el que transcurre la historia, pero no es el único mensaje que nos transmitirá esta obra, que aprovecha la ocasión para explorar los defectos más humanos, como la frustración por el amor no correspondido, los celos, o sencillamente el ansia de tener una vida mejor a cualquier precio, fijándolos en algunos miembros del Escuadrón que servirán de ejemplos ilustrativos.


La aparición de la "máquina conductual", que permite alterar el comportamiento de los criminales para convertirlos en buenas personas le permite a Gruenwald explorar más y mejor que Mark Millar en Civil War el eterno debate entre seguridad y libertad con argumentos más poderosos y contundentes para ambos lados, sin caer en el error de darle a uno la razón moral (el lado Anti-Registro en CW era cláramente "el bueno", ya que el de Iron Man no sólo clona a Thor a traición, encierra héroes en la Zona Negativa y contrata supervillanos, sino que se carga a un héroe del otro bando, cosa que el del Capi no hace ni por asomo).

Sin ánimo de destripar nada, os recomiendo encarecidamente estos dos tomos y os pido un poco de paciencia en su lectura, ya que hay alguna parte hacia el último tercio de la historia que le falta ritmo, pero merece la pena totalmente por su glorioso final. Y sí, digo bien, GLORIOSO. Si bien la mayoría de las ocasiones las buenas historias se disfrutan a lo largo del viaje la maxiserie del Escuadrón consigue no sólo sorprenderte como lector en su final, sino dar con ello sentido a todo lo leído anteriormente.

Sobre el dibujo, la verdad es que no hay mucho que decir. La tarea de Bob Hall y Paul Ryan es bastante irregular y es cierto que el potencial de este cómic no radica en su apartado visual, si bien es simplemente correcto la mayoría de las ocasiones.


En resumen, podemos decir que este Escuadrón Supremo es una obra redonda donde podeis encontrar personajes con algo que decir, una historia que plantea dilemas para que el lector (que no el guionista) valore con intensidad y un final apoteósico que pone a las claras las consecuencias de todo lo anterior.Una verdadera joya no demasiado conocida por lectores que no sean veteranos.

Saludetes

2 comentarios:

Oscar dijo...

El cómic que tenía yo se correspondía con el episodio de la máquina de control mental para que los supervillanos se convirtieran en "supercolegas".

Aunque no leí más que ese, me encantó, sobre todo el dibujo, y hace un tiempo pude leer el tomo entero que encontré por internet.

Es una de las minisagas que recordaba de pequeño con más cariño: El Escuadrón Supremo, y Halcón y Paloma.

Pero es curioso, las recuerdo más que nada por el dibujo...

Qué bueno verte por aquí otra vez!
Un saludo y feliz año!

Anónimo dijo...

Igualmente, Oscar.

Quizá cuando eres niño o adolescente lo que más te impacta es el dibujo y es lo que recuerdas.

Siendo niño acudía a un kiosco donde la distribución de cómics era nefasta (sin orden ni concierto, sin regularidad en las colecciones mensuales ni nada) pero yo era feliz leyendo números sueltos que me fascinaban por el dibujo; así fue con algún número suelto del Superman y la PAtrulla-X de John Byrne. Sólo hasta que fuí un poco mayor me di cuenta del valor real de esos números en cuanto su planteamiento (era el relanzamiento de Byrne del "Gran S" y el otro de la Saga de Fénix Oscura - cuando la P-X se zurraba con el Club Fuego Infernal- nada más y nada menos).

Supongo que por eso me ha gustado aún más este Escuadrón, porque supone el reencuentro con una obra incompleta de mi infancia, que ahora puedo leer entera y peercibiendo todos sus matices artísticos.

Saludetes.

PD: Animate a escribir algo por aquí de vez en cuando en forma de post.