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domingo, 23 de marzo de 2008

Como un loro entre palomas


Comentaba hace unas noches con Marcos que, muchas veces, cuando hablo con algunas personas, me siento como un marciano. Noto por su forma de gesticular y de moverse (o de no moverse) que lo que les digo les suena a chino, que es como si les hablara un marciano. Me oyen, pero no me escuchan. En cuanto mi mensaje rebasa la barrera de comentar el último videojuego, alguna película, o alguna intervención del famosete de turno protagonista de la crónica social semanal, me doy cuenta como aquel no llega. No sé si el "problema" es de mis interlocutores o propio, pero lo que sí se es que quizá se deba a que soy muy distinto de la gente que me rodea. No mejor ni peor, pero sí distinto. Me siento como un marciano; como un loro entre palomas.

Desde hace ya unos años, he comprendido que mis sucesivas inadaptaciones tienen un claro orígen. Soy diferente. Ojo, no digo que único, maravilloso o especial. Quién quiera ver vanidad o una proclama a mis cualidades, se ha equivocado de post y de persona. Simplemente quiero decir que soy distinto de los que me rodean; posiblemente tenga muchos iguales, pero no están en mi círculo.

Desde hace dos años que he ido constatando poco a poco los motivos, como decía, de mis sucesivas inadaptaciones. Creo que son bien sencillos:

Desde siempre, los asuntos que a mí me interesaban no le interesaban a nadie más. De ahí que mis conversaciones nunca fueran plenas, mis amistades las suficientes; la soledad del pensamiento ha sido el compañero más habitual, pues si pretendes dialogar con alguien de algo que no comprende porque no le interesa la cuestión debatida, enseguida percibes como tal diálogo es imposible. Mis intereses dispares no sólo han sido los del objeto de los debates, sino también el de mis aficiones. Hasta bien entrada en la veintena que no conocí amantes de la música de cine en mi ciudad. Lo terrible no es ya no encontrar gente afín, sino encima ser objeto de incomprensión y de desprecio por no tener gustos similares a los de la masa.

En el ámbito familiar, la cosa no ha sido distinta: jamás he podido hablar de lo que a mí me interesa con nadie. Siempre que lo he intentado esa sensación de ser un marciano para el receptor inunda mi oratoria. También, por supuesto, ha estado el hecho de que los méritos y las ganancias por las que luchar han sido compartidas. A mí me hace feliz hacer una exposición excelente sobre sustitución de la pena en mi clase; me ilusiona que una profesora piense en mí para presentar un escrito mío a concurso. Me siento valorado y con posibilidades de futuro dentro del ámbito universitario. En mi familia, jamás me sentiré más que ese chico conflictivo que discutió con todos y por todo. Jamás he conseguido sentirme parte de algo, quizá porque no soy parte de esos algo. Hasta hoy, sólo con una persona he conocido la comunión de las ideas y del espíritu; el poder sentirme libre con plenitud para ser yo mismo y mostrarme al mundo tal cual, con mis virtudes y con mis defectos. Más allá, hay quién por lo menos no me juzga, a los que estoy también agradecido por ver más allá de estrambóticas exposiciones y de conflictos presentes para fijarse en la persona que hay bajo todo eso.

Este pesar lo expreso en este blog, no para que los demás la compartan, o para que tomen nota de lo dicho. Es él el elegido para escuchar mis lamentos porque no replica, ni ansía comprender lo dicho. Simplemente escucha. En silencio. Es alguien a quién no le importa lo que me gusta, los temas que me interesan, o las metas de mi vida, todas y todos ellos alejadas y alejados de los comunes, y por supuesto, de las de mi círculo de amigos y, sobre todo, familiares. Aquí, puedo cantar al viento la tristeza de no poder ser yo, porque serlo puede ser aburrido o pesado para algunos; porque puede ser tantas y tantas cosas...

Desde aquí, visualizo ya y también otro pesar, el de la desilusión. Pensar que eso cambiará, o lo más importante, que puedo hacer algo para cambiarlo, ha resultado ser una ilusión optimista de quién esto escribe. Sucesivos intentos de defender mis ideas y mis posiciones, y sobre todo, de tratar de hacer algo por los cercanos, han sido fallidos, y, es más, perjudiciales para mí. Seguro que para muchos es un ejercicio más de prepotencia y de creerme superior, pero siempre tengo la convicción de quién así responde, es el tenedor del problema, no quién pretende hacer lo correcto. Pero, en todo caso, mi paciencia y comprensión han tocado a su fin.

Este blog ha servido y servirá para que yo expresara mis ideas y mis pensamientos que nada intresaban a quienes estaban cerca de mí; he buscado en la distancia y en el anonimato de la red a mis hermanos, a los que son como yo. Porque no nos engañemos. Sé que no tengo amigos y soy un ser solitario y triste. Quizá no tenga mucho por lo que vivir, pero vivo para tenerlo, porque no creo merecerlo menos. Quién me ha dado la oportunidad de presentarme, y conocerme, ahora es feliz a mi lado. Quién no, simplemente no está. Pero no voy a rendirme. Algún día, esta sensación desaparecerá, y entonces, cual Conde de Montecristo, vendré a cobrarme mis deudas.

Quién me quiera, que me aguante. Quién no, simplemente que me deje en paz.

Me hacen sentir como un marciano; así pues, lo propio es que viva como tal. Ajeno a quienes no quieren comprenderme.

Saludetes

Pd: Como dice Luis, soy un loro entre palomas; pero yo tengo el pan. XD

10 comentarios:

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Anónimo dijo...

Yo es que debo de poner los carteles de aviso en braille... Perdón si sueno borde, pero salvo que seas "la anónima", NO QUIERO COMENTARIOS ANÓNIMOS. No es que el comentario sea malo o hiriente, es que si no esto se vuelve un caos si otros dejan comentarios anónimos "con segundas".

Si ves esto en 3 dias, indetificate, aunque sea con un nik.

Saludetes, y perdón por lo borde.

vaklam dijo...

Ya han pasado los 3 dias....
¡SANGRE!
¡¡SANGRE!!
¡¡¡SANGRE!!!
¡¡ !!
¡ !
Actualmente me gusta cada vez más House, tremenda!

vaklam dijo...

Y qué importa que te entiendan 1000 personas a nivel 1 ó 1 persona a nivel 1000?
EMHO siempre hay círculos en los que se pueden encontrar gente que comparta tus mismas aficiones, o algunas de ellas.
"Los blancos flacuchos trazan un círculo, los que están dentro de él son normales, los de fuera, hay que darles una paliza o internarlos" (House)

Ahora, todos tenemos un nivel de inteligencia y saber estar, mayor o menor, es inherente a cada uno, su naturaleza. ¿Tú odiarias a una persona por ser zurda? (bueno, no he elegido el mejor ejemplo, maldito diestro)
No.
Lo odiarias por ser más bajito, por haber nacido más guapo o más feo?
No.
Hay gente más zurda, alta, guapa que los demás, y no pasa nada, es natural (nótese que únicamente he puesto los adjetibos buenos y aceptados socialmente), al igual que hay gente con unos gustos u otros.

Ahora, si a la persona I le gusta las patatas fritas con anchoas, que hay de malo en que se las coma. Ahora, si a esta persona le gusta comer en compañía, puede elegir entre comer las patatas sin anchoas, ir al club de la gente que le gustan las patatas con anchoas, o bien enseñar a la gente que le gusten las patatas y las anchoas por separado lo buenas que están las patatas con anchoas.

pd: Mazinger es poderoso.

Anónimo dijo...

Capítulos repetidos, pero igualmente mordaces. A mí también me ha venido a la cabeza mi post cuando ha dicho lo del círculo.

Saludetes.

Pd: Es poderoso porque no es zurdo. Los zurdos, como Link, siempre tienen que atravesar mazmorras y matar gigantes para serlo.

Pakho dijo...

Lo que mola es ser normal y aparentar ser diferente, da glamour.

Anónimo dijo...

Hola Graimito, soy la anónima. Estoy algo desconectada de internet, pero te sigo. Me he quedado absolutamente impactada por esta entrada tuya. Me ha llegado como pocas de las que he leído. Esto sí que es UN DESNUDO INTEGRAL y no el que le pedías a David. ¿Y tú eras el que hablaba poco de sentimientos?

Podría decirte que tanto yo como mi santo esposo, al que se lo he dado a leer y te ha sentido tan cerca como yo, nos hemos identificado plenamente. Es aventurado decir que somos iguales o parecidos porque no nos conocemos, pero tanto él como yo pasamos una juventud que podría ser parecida a la tuya y tenemos ahora una madurez a veces difícil y solitaria pero absolutamente feliz.

Yo no tengo actualmente contacto prácticamente con nadie de mi familia. Sólo me dan infelicidad. Siempre fuí loro entre palomas. Nunca me entendieron. Nunca entendí como viven la vida. Me pregunto si fuí un accidente genético. Así es que, ahora vuelo sola y picoteo en los parques con quien tenga mente abierta y buena voluntad para entender ideas sin prejuicios. Como dijo House (no puedo evitar ser adicta a él aunque lo critique), en un capítulo: LAS PALOMAS SON RATAS CON ALAS. Pero ratas, al fin y al cabo.

Al igual que mi santo esposo, también me pregunto si pertenezco a este pais, a pesar de hablar su idioma. Muchos no reflexionan nunca, funcionan por impulsos, dan muchas voces y se mueven por ideas aprendidas y prejuicios. Siempre me avergoncé de ser por dentro distinta a los que conocía, y con las personas que me he ido encontrando sólo he coincidido en algunos puntos. Sobre todo me diferenciaba un extraño interés por la verdad, la razón, la generosidad y la justicia. Hasta que conocí a mi actual mi pareja y pude ser con alguien yo misma íntegramente. Lo mismo le pasó a él.

Espero que encuentres o hayas encontrado un loro de tu mismo color con el que volar lejos y reirte de las palomas desde arriba. Las palomas nunca son de verdad felices, porque nunca vuelan libres. Nunca se muestran como son, porque ni siquiera se atreven a saber como son, así que mueren sin conocer la unión con otro ser humano, ni la unión con ellos mismos. Sólo comparten los tópicos de otro ser que tenga sus mismos tópicos.

Ahora me enorgullezco de ser como soy, rara, porque me doy cuenta de las cosas que pasan en la vida aunque duelan, y además sé el porqué de mucho de lo que ocurre. Ellos, las palomas, se dejan llevar cómodamente por la vida y yo manejo la mía. Yo tengo el pan. Pero el camino fue duro. Yo aprendo de cada porrazo y he volado hasta donde he querido. Ellos torpemente siguen dando vueltas indefinidamente, como hamsters en sus ruedecitas, sin avanzar absolutamente nada.

La incomprensión llega un punto en el que te resulta habitual e indiferente. Decía Chejov algo así como que "prefiero morir a manos de un imbécil que ser halagado por él".

Sobre lo que dice pakho tiene razón. La gente de verdad rara procura no parecerlo, porque bastante tiene con serlo. La gente que aparenta diferencias normalmente es por dentro absolutamente vulgar, sólo son disfraces. Pero como hay tanto tonto suelto cuelan por "especiales" de forma impresionante. Unas buenas gafas de colores, un pelo original, una ropita determinada y cuatro tópicos super guays (mejor si te pones un pin que diga tibet libre, o lo que se lleve en ese momento, vaya), y tienes una legión de imbéciles admirándote. Pero ya te digo, prefiero morir a manos de un imbécil que ser admirado por él. Un saludo y hasta otra.

vaklam dijo...

Dadme las gracias, mi cámara es la musa de este post.

Anónimo dijo...

En este caso sí, y lo cierto es que había dado por supuesto que el resto lo sabía; es un error por mi parte.

Así que, que se entere todo el mundo. LA FOTO ES DE LUIS y de su blog. Y agradeciedo le estoy por su estima y por su inspiración XDDD y quizá por su expiración XDD

Saludetes varios

Anónimo dijo...

Aquí planeta Tierra llamando a Graimito... planeta Tierra llamando a Graimito... iniciando transmisión en 3...2...1...

Jeje, fuera coñas (maldita sea, ¿es necesario que diga esto cada vez que escribo en este blog?) Mi opinión es que todos somos diferentes. Sí, ya sé que suena a canción de catequesis, pero lo digo en serio.

Es más, los que más diferentes nos podemos sentir en realidad somos los más normales de todos (mirado por la lente de la lógica, no por la de la sociedad). El ser humano tiene sus propias inquietudes, fruto de una enoooooorme combinación de factores tanto internos, como externos, calculados, aleatorios, etc etc, ¿cómo podríamos ser iguales? ¿gustarnos a todos lo mismo? pues simplemente FORZÁNDONOS a ser uno más de la manada.

Ejemplo: "fíjate, en USA se empiezan a llevar pantalones con la bragueta por las rodillas, cadenas en los cinturones, camisetas de marca y playeras desatadas... y yo aquí, vistiéndome con jerseys como en el instituto... QUIERO SER DIFERENTE!! ahora mismo cambio mi imagen"

Repite esto (n-1) veces en campos como la moda, los gustos musicales, cinematográficos, deportivos, etc, y tendrás un reflejo del panorama social de tu alrededor: todos iguales por morirse de ganas en ser diferentes.

No nos engañemos, a todos nos gusta la compañía, la sociabilidad, las alegrías compartidas se convierten en el doble, y las penas en la mitad, pero nadie puede forzarte a que te conviertas en un invasor de ultracuerpos para poder socializar.

¿Marciano? ni de guasa, somos la resistencia terrícola!!