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viernes, 1 de junio de 2007

Graimito, un Skin

¡Hola a todos!,

Hoy tengo que contaros una anécdota que me pasó ayer, bastante curiosa para mí, al menos. El título se explicará al final, aunque os avanzo que es un homenaje a ese libro fantástico que es "Lobo Negro, un Skin". Antes de contaros el hecho en sí, os pongo en antecedentes porque si no no entendereis ni papa.

Lo primero es explicar que tengo unos vecinos muy particulares cuya cama, cabezal incluido, está orientada hacia mi salón. Esta pareja (porque son dos, y heteros, para colmo XD) son como la noche y el día, como Graimito y Homer, como Rajoy y Zapatero, y la mujer es la cascarrabias y el marido el calzonazos atento y comprensivo con los demás que trata de enmendar las felonías de su ataviada y áspera mujer; ejemplo es que la susodicha Sra. De Amable (llamémosla así) acudió una noche a la puerta de mi casa cual buitre leonado sobre cadáver reciente, a decirme que la noche anterior había escuchado música y ruidos que habían perturbado su ( seguro que apasionante) sueño. En concreto, "tambores de selva" eran los instrumentos de tal ofensa. Ante tal confesión, pensé dos cosas: 1) Su marido se hubiera alegrado de haber hecho algo más que dormir en la cama, que seguro que llevaba años sin catar nada, y 2) ¿ tambores de selva? no sabía que las amas de casa también consumieran spiz, que decía mi querido amigo Vakli ; soy amante de las bandas sonoras, pero juro por Snoopy, por Mafalda, y hasta por Teresa Viejo y su Cambio Radical que no tengo nada que sean tambores de selva. La señora eso si, ante mi explicación de que a las horas a las que se suponía que el tablero de Jumanji se había puesto en acción yo dormía cual querubín inocente y de que aquellas invocaciones de dioses tribales no se encontraban entre mi discografía, trató de introducir su cuello (con esa protuberancia que lo finaliza llamada cabeza, incluída) por la puerta, como tratando de encontrar así pruebas de mi culpabilidad y poder arañarme la cara. Tan feliz episodio concluyó de la manera previsible, con Álvaro y yo haciendo coñas cada vez que hacíamos algún ruido en mi casa: "Oigo tambores de selva", decíamos burlescamente (lo propio en compañia de un buen vino y un juego friki como el Battlefront).

Semanas más tarde, tras sufrir los desplantes saludescos de la Sra. de Calzone en toda ocasión propicia, Dios tramó y conspiró alevosamente a mi favor, y el timbre volvió a sonar en mi puerta. Miro por el agujerillo y veo a la Sra. Divertida con su contrapartida buena, el Sr. Calzone, apostados en mi felpudo, cual colillas abandonadas por la vida. Y tanto que era así. Abro la puerta cortésmente, y veo, lo primero, que quién habla es él. Y me dice muy angustiadamente "hola, somos los vecinos de aquí del 7ºC, y nos hemos dejado las llaves por dentro mientras íbamos a correr, eh, ya sabes , a la calle, y nos gustaría saber si podías ser tan amable de dejarnos la guía de teléfono para buscar cerrajero". Les respondo que me alegraba de que nuestras asperezas estuvieran limadas y que enseguida iba a por la guía, mientras por lo bajini escucho a la señora que le dice al marido "asperezas, dice, si era el único vecino que estaba en casa...". El caso es que se la doy y resuelven su problema, y me felicito por que mi enemigo haya tenido que arrastrarse a pedirme ayuda.

De un tiempo a esta parte, he coincidido más con el liberado galán que arruinó su vida casándose con la alquimista del pueblo, quién preparó un brebaje del tipo filtro de amor o con fuerza semejante, pues de lo contrario no entiendo qué puedo hacerle tomar la decisión de unir su destino con una aspirante a doble en las escenas peligrosas de los orcos del Señor de los Anillos, eso sí, sin necesidad de maquillaje. Este buen hombre me ha agradecido una y otra vez mi amabilidad, lo que me hace entrever que sin duda es él el que aún espera ser feliz en la vida, y no ella.

El caso, y entroncando con el título, es que el lunes, harto de no tener hora en la peluquería por las ocupaciones del que por lo general se ocupa de mis pelambreras (y bastante bien, he de decir), me dió un ataque de ira y, maquinilla en mano, acabé con mi estropágico cabello, sin más miramientos; rapadito al cero. Tras ello, y gorra en calva, salí para comprar al Mercadona, regresando de inmediato. Al volver, y mientras me quitaba ya el gorrámen al entrar en casa, oigo que una puerta se abre detrás de mí. Ayer, por la mañana, mi timbre vuelve a sonar. En pijama, empalmado por estar recién levantado, y legañoso perdido y ojeras por bandera, me visto rápidamente con lo primero que pillo y me pongo mi amable gorra con afán, no de tapar mi novedosa calvicie provocada, sino el parque biológico de restos bacterianos y físicos de mis ojos y mis labios. Abro la puerta y es el simpático marido de Maléfica en persona, que viene a decirme que el lunes, su mujer vió entrar a una persona de mal aspecto en mi casa, probablemente un Skin-Head, y que como creen que no vivo sólo (?), si sabía qué tipo de gente entra en mi casa. En eso que me descubro la cabeza, mostrando mi sempiterno ausente de pelo cuero cabelludo, muestra que le sirve a Einstein Jr. para sumar dos más dos y pensar que el "nazi" soy yo. Su cara, sus intentos por disculparse, además, tratando de, veladamente, no tratar de hacer feos al nazismo no tenía precio. La risa que me entró fué lo más. Vamos, de vecinos pejigueros a vecinos preocupados, o... ¿sólo cotillas?. El caso es que me reí mucho, porque ya me pasó algo así en Madrid, pero un poco más violento.

Decidme, vosotros si vais por la calle y veis a alguien rapado, ¿ya pensais que es un skin? es que empiezo a pensarlo seriamente XDD. Mis pantalones de skater, mis gafas de empollón y mis pulseritas de la suerte que me dió la (tristemente) ex-novia de mi eterno compañero de fatigas Álvaro no deben de bastar para descartar tal idea.

En fin, que todo este rollo para nada, porque la anécdota ni es graciosa, pero ojalá le hubiera sacado una foto al maridito. ¿Me saludarán con un sig heil cuando me vean?

Saludetes a todos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

JOOO!, no saques mis trapos sucios del battlefront. Yo creo que a tu vecina deberias vestirla de tirador y enviarla a Polis Massa o en su defecto a Yavin 4 o Mustafar. Bueno un saludo y si me buscas estare en el planeta Emperatriz Teta.

Anónimo dijo...

El de antes es Blue Beetle, es quue ando un poco despistado

vaklam dijo...

No se de qué se extraña la pareja de vecinos...

tienes una apariencia aterradora skinheadizada

Me has hecho reir imaginando la cara del pobre señor.

¡CHANANTE!