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miércoles, 12 de diciembre de 2007

Para que conste en acta

Sólo quiero decir, a minutos de que lo revelen, y para que conste, que para mí, el asesino de Patricia Marcos, la chica de Desaparecida, es su tío, el hermano de su padre. Así, si me equivoco way y si lo acierto (que ya lo llevaba pensando yo semanas, desde que dijo que se iba de putas) pues me decis lo muy listo que soy XDDDDD.

A ver que pasa

martes, 4 de diciembre de 2007

De las malas costumbres de los políticos desde la infancia


Bienvenidos todos,

Hoy quiero hablar de una realidad bien cercana, pero que me sirve como ilustración ejemplificativa de lo que yo llamaría la "primera infancia política". Antes de seguir, os recomiendo que leais esta noticia que publica el diario El Mundo y que cita la página web de mi Universidad, la UJI (podeis leerla AQUÍ). Resumidamente, en la noticia se nos dice que, según le cuentan a la periodista los miembros y dirigentes de "Campus Jove" (el equivalente del PSOE en la UJI), como el "brillante Richard Mehri, que lleva más de 7 años en la universidad para sacarse una titulación de 4, hay una "revolución" en las cantinas, realizada espontáneamente por los alumnos, y consistente en no consumir productos ofrecidos en dichos establecimientos y en alimentarse a base de productos "de casa", llevados en un "tuper". El motivo de tal revolución, se apunta, son los abusivos precios que hay en aquellas. Según los propios dirigentes, ha sido secundada masivamente. Nada más lejos de la realidad.
Ya que las fotografías que se acompañan son de la cantina de mi facultad, la de Ciencias Jurídicas y Económicas, creo que algo hay que decir al respecto. Primero, señalar una verdad y una falsedad. La verdad es que los precios en las cantinas son altos ( 4'50 € por un menú que deja mucho que desear), sobre todo en comparación con otras universidades; de ahí a calificarlos de abusivos, va un mundo, pero hay que concederles que no son del todo apropiados, en especial para los que deben deglutir en el campus 4 ó 5 días por semana. La falsedad es, desde luego, que se haya producido la "revolución de los tuper", que es lo que parece ser que se nos quiere vender. Desde que yo soy estudiante de esta universidad, siempre he visto gejnte que se lleva su propia comida, por motivos económicos, prácticos, o por una simple cuestión gastronómica. El hecho de que la susodicha periodista nos incluya una fotografía de alguien que tiene un tuper ni constituye prueba ni constituye cargo. Sólo había que pasearse el día que se sacaron esas fotos, o cualquier otro de la semana, para ver que seguía habiendo colas para pedir bocadillos y otras tantas para recoger el menú. Hecho que se constata por el no menor al habitual número de bandejas depositadas en los carritos que alojan a las mismas hasta que son llevadas hasta donde, se supone, las limpian, para que puedan servir para otros usos. Hay otro elemento, además, que constituye una elemental falta a la verdad, y no siendo el objeto de debate una cuestión de matiz, o de apreciación subjetiva; es aquel un elemento objetivo, que refuta la veracidad de cada una de las proposiciones que enuncia Mehri. El representante de "Campus Jove" pide , entre otras cosas, "variedad, opción de menú vegetariano, una pieza de fruta en el postre o lácteo". Es de perogruyo que quién pide lo hace porque no tiene, o dicho en otras palabras, que podemos presumir que cuando Mehri solicita lo que solicita lo hace porque no se ofrece en las cantinas. Hasta donde yo sé, en mi cantina, al menos (el supuesto núcleo de la revolución del tuper), se ofrece menú vegetariano desde hace 2 años, se puede optar, siempre, a la hora de escoger el postre, entre un lácteo (a elegir, normalmente, el sabor del yoghurt) y fruta (aunque, ahí sí, las opciones se reducen y normalmente se puede optar entre 2 clases de fruta) y hay una variedad suficiente dentro de las combinaciones de los platos del menú como para satisfacer al consumidor medio.


Cabe ahora, una vez expuestos los hechos, haciendo una exégesis de la conducta, buscar el elemento teleológico, o, si se quiere, buscar el fín que está detrás de mentir, o, al menos, exagerar, sobre lo que acontece en la realidad del campus. Es aquí donde al fín el título de esta entrada cobra sentido, y probablemente, la razón principal (aunque no exclusiva) sea una tan vieja como la propia política: hacer ver que se hace algo. "Campus Jove" siempre ha querido imprimir a su personalidad un cierto toque marxista, lo que traducido a día de hoy y tras las actualizaciones fruto del paso del tiempo, llamaríamos anti-sistema. Probablemente lo hace porque sigue anclado en aquella vieja concepción, que bien reflejaba Homer Simpson en aquel capítulo donde gastaba bromas por doquier al bueno del decano de la universidad a la que asistía, de que las autoridades universitarias son un enemigo irreconciliable que busca destruir al alumno y subyugarle. Aunque alguna concesión en este sentido habría que hacerles, en la mayoría de los casos no es ni mucho menos tan dramático el panorama. Así que a falta de enemigos reales, "Campus Jove" construye hombres de paja a los que incendiar, para sumir en la irrealidad a quienes les observan, quedando así como los genuinos defensores, con gallardía, he de añadir, del estudiante. Dicho en términos más coloquiales, que venden que hacen aquello que no hacen. Lo peor no es ya que exageren las supuestas revoluciones de los alumnos para hacer ver que tienen detrás una masa social enorme que les apoya; lo que más me preocupa no es ya que mientan sobre lo que ofertan las cantinas o no, sino que tales afirmaciones no sean fruto de la intención de manipular, sino del puro, llano e insaciable desconocimiento de las mismas, que es, por cierto, el motivo que personalmente creo que está detrás. No nos engañemos, pero "Campus Jove" se nutre, en esencia, de Juventudes Socialistas, que son como versiones en pequeñito de sus homónimos que ya engrosan las filas del Partido Socialista, pero con los defectos propios de la edad, además de algunos no tan propios de la edad en relación con el cargo que ocupan, como la irresponsabilidad y la protesta por sistema. Ya dije un día que tenía la sensación de que el Partido Socialista tenía gente con poca preparación y poca capacidad, como el ejemplar caso de Magdalena Álvarez o Pedro Cerolo, quién, recuerdo a estos lectores, es Licenciado en Derecho, y dijo en un famoso programa de debate que "dónde estaba escrito que el Fiscal General del Estado dependiera del Gobierno", cosa sobre la que, desde luego, no ofrece dudas el Estatuto del Ministerio Fiscal y la Constitución española; parecen compensar esto con buenas intenciones y un cierto idealismo programático. También dije que el Partido Popular, para que nadie me acuse de partidismo en este periodo pre-electoral, tenía gente más preparada, pero le faltaban buenas intenciones y añadir un poquito más de progreso a sus ideas. Pues bien, Juventudes Socialistas no es menos, y tiene entre sus filas, al menos en Castellón, a un grupo claro de vagos y amantes de la diversión, que hacen de todo emnos trabajar, usando la sede de que disponen y que está pagada con dinero público para "jugar al escondite" una noche de borrachera, jugar a la Wii, o como picadero personal de algunos de sus dirigentes. EN la foto podeis ver a miembros de Juventudes en sus quehaceres diarios.

Lo que quiero decir es que en este relato y en esta argumentación, se advierten malos habitos que los políticos, como vemos, van cogiendo desde la infancia "política". Ejemplos de ellos hemos visto en este texto: exageración y politización de la realidad; desconocimiento real de los problemas del "hombre de la calle", aunque luego se quiera vender que se es de un partido próximo al ciudadano, o en este caso, al universitario; aprovecharse y usar indebidamente aquellos bienes adquiridos con bienes públicos, y podríamos seguir con un largo etcétera. Evidentemente no todos los miembros de Juventudes Socialistas de Castellón son así, ni todos llegarán a algo en política, pero lo que sí puedo decir a ciencia cierta es que algunos de los que hoy día se comportan así de equivocadamente, acabarán en alguno u otro puesto con una cierta responsabilidad. Y esos, desde luego, ya habrán llegado con los vicios adquiridos.

Luego, nos quejamos de la clase política que tenemos, pero cómo mola tener un compañero de Juventudes que nos deja hacer botellón en su sede. Nada más.

Saludetes a todos.

Pd: Quiero un partido al que poder votar sabiendo que voto con el corazón; quizá el de Rosa Díez, pero me desencanté el martes pasado en su presentación en Castellón.